jueves, 22 de abril de 2010

EL DELITO DE NO QUERER ENFILARSE

Escrito por la Red Juvenil de Medellín

LOS EJERCITOS NO SON COMO LOS PINTAN.

Publicado en: http://redjuvenil.org

Viernes, 16 de Abril de 2010 20:48

MEDELLIN:
EL DELITO DE NO QUERER ENFILARSE
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Carlos es un joven de 19 años que vive en la vereda El Tigre del Municipio de Amalfi, desde hace 1 año no sale de la finca de su papá, allí trabaja, come, duerme, y hace la totalidad de su vida porque si sale, el ejercito lo ve y se lo lleva a prestar el servicio militar…. La señora María todos los días le hecha la bendición a su hijo, estudiante universitario cuando sale a estudiar, porque sabe que los camiones del ejercito recorren las calles de la comuna en donde vive llevándose a todos los jóvenes que ven… Natalié tiene 1 año de nacida y todos los domingos va al batallón de Apartadó a visitar a su papá, que está prestando servicio militar y el comandante no le reconoció esta exención de ley… Roberto, que tiene 19 años y trabajaba hasta la semana pasada en cercanías al Parque Bérrio en pleno centro de la ciudad, no volvió a trabajar porque todos los días en el parque se ubica un camión de ejercito a reclutar a todos los jóvenes que ve…


Pero eso no es solo en el parque de Bérrio; la semana pasada, en la plaza de toros La Macarena fue reclutado un contingente de 2477 jóvenes por la Cuarta Zona de Reclutamiento, los cuales serian distribuidos en 16 batallones diferentes de tres divisiones del ejercito; además de ello los camiones rondan permanentemente en horas de la tarde y la noche las calles de Caicedo, La Sierra, La Toma, El Raizal, Santa Rita, Bello Oriente, Manrique, La Milagrosa, Villahermosa, La Candelaria, Castilla,
Robledo… y los cientos de barrios mas de Medellín; el toque de queda en los barrios consiste en que joven que vean en las calles como no lo pueden detener, se lo llevan a prestar servicio militar en contra de su voluntad; así mismo pasa en los Municipios aledaños como Bello, Girardota, Copacabana, Itagui y Caldas, en donde los camiones del ejercito rondan los parques y centros deportivos.

En el municipio de Yolombó los jóvenes no salen los domingos porque los reclutan, en el oriente antioqueño igual. Pareciera como si no querer prestar el servicio militar más que una reivindicación de un derecho, fuera un delito.

Lo peor de todo, es que la gente del común no hace nada en contra de esas actuaciones; los jóvenes en medio del temor de los milicos no defienden su derecho; las madres son amedrentadas por la autoridad del camuflado, las instituciones de derechos humanos como la Personería de Medellín, la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría no adelantan actuaciones disciplinarias en contra de los militares que hacen las batidas, las Administraciones Municipales consideran que el ejercito esta en su derecho; ¿qué más se puede esperar de un Estado que se ha construido desde la ilegitimidad? pues ahora resulta que vale más la necedad de mantener una guerra que no es de los jóvenes, que el derecho fundamental que tenemos.

Las batidas son ilegales, no están autorizadas para el ejército, no las contempla ninguna ley, no pueden hacerse, los comandantes militares las niegan, pero las hacen permanentemente.

JOVEN, ser joven no es un delito, como tampoco lo es el no querer prestar el servicio militar, desobedece a los ejércitos, no te dejes enfilar, no firmes, no te subas al camión, no te enlistes, denuncia, tu voz vale.

Madre, no dejes que tu hijo se vaya en contra de su voluntad, no permitas que el Estado colombiano continúe formando jóvenes para la guerra, la obediencia, la disciplina, el control, la sumisión, tienes todo el derecho a decir que NO.

Y como si fuera poco, además del ejercito, también hay que tenerle miedo a las bandas criminales, que no son nuevas, son las mismas estructuras paramilitares que han estado por años en los barrios, muchos de ellos reinsertados de un proceso que nació fracasado, que son integradas por personas que todo mundo las conoce pero nadie las denunciará; que muy probablemente conformaron la Corporación Democracia, que tal vez hoy son de estructuras de la oficina de envigado, en fin; esos grupos, conformados por jóvenes con los que nos criamos, amigos, hermanos, primos, parceros, que se matan porque sí, y cuyos jefes muy probablemente los vemos por televisión seguidamente; también nos reclutan por el mero hecho de ser jóvenes.

Obligar, seducir, tentar, amenazar, comprar, inducir, en fin; como lo quiera llamar la academia; esas bandas son la otra cara del reclutamiento; jóvenes desplazados por no querer hacer parte de un combo, asesinados; jovencitas amenazadas por los jefes por no querer estar con ellos, por no tener precio; y lo peor, bandas que se mantienen en la ciudad en muchos casos por omisión o connivencia de los ejércitos legales.

Ser joven pareciera haberse convertido en un tormento, en una angustia permanente; pero la verdad es que solo la misma fuerza de los jóvenes, las posiciones firmes, la exigencia de nuestros derechos y la lucha permanente y cotidiana contra el militarismo de esta ciudad, nos podrá devolver la libertad que el mismo Estado nos niega a diario.

De ahí el mensaje que enviamos hoy, los ejércitos no son como los pintan y por ello salte de la fila…. Resiste...!